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Elecciones en Sudáfrica: 8 de mayo de 2019 Mandela y el fútbol: «Ser feliz con lo que uno es y lo que hace es un bienestar entre la mente y el cuerpo», lo leí en la portada de un cuaderno de visita en Sudáfrica en 2009. El olor del rocío del océano soplando en el viento e incluso el sonido de las olas rompiendo deben de haber sido sensaciones de esperanza para él en aquel entonces. Cuando una vida humana ha sido llevada al confinamiento, el anhelo de libertad se intensifica definitivamente. Un extraño sentimiento se apoderó de mí ese día, sentía que para marcar la diferencia en el mundo, a veces tiene que ocurrir algo drástico. ¿Es arriesgar la libertad el sacrificio necesario para lograr la igualdad? Lo que escribí en mi cuaderno debe haber sido sobre la felicidad de Mandela en su búsqueda y su meta lo que lo mantuvo en el bienestar. Hace 10 años visité Sudáfrica, parece que fue hace mucho tiempo, pero han pasado 25 años desde que el Congreso Nacional Africano ha estado en el poder, lo cual es aún más largo. Fue unos meses antes de la Copa Mundial de Fútbol de 2010, que casualmente España ganó y la primera vez que la Copa Mundial se celebró en un país africano. Me interesé personalmente en visitar Sudáfrica fotografiando temas de interés. Por supuesto que tuve que visitar la isla Robben, justo en la costa de Ciudad del Cabo, la prisión donde Nelson Mandela sirvió durante 27 años.

El 7 de mayo, Sudáfrica votó en sus sextas elecciones democráticas desde el apartheid. Parece que una vez más el Congreso Nacional Africano ha ganado. Unas horas después de una clara victoria, la cuenta oficial de twitter de Nelson Mandela @nelsonmandela fue citada diciendo «Necesitamos saber con una nueva convicción que todos compartimos una humanidad común y que nuestra diversidad en el mundo es la fuerza para nuestro futuro juntos». De la fortaleza del poder blanco en Sudáfrica a principios de 1900 creció el nacionalismo africano y esto dio lugar a que los políticos construyeran un gobierno racial que se convirtió en segregación y por lo tanto en el «apartheid».  Un joven estudiante de derecho llamado Nelson Mandela se horrorizó tanto con lo que estaba sucediendo que su ambición se convirtió en lucha, lucha por lo que creía que era correcto y por la forma en que quería arreglar el mundo.  Se unió al CNA y rápidamente se convirtió en un líder clandestino, no pasó mucho tiempo hasta que las órdenes de arresto comenzaron a volar. Se hizo muy famoso por sus disfraces y tuvo éxito en esquivar a la policía. Eventualmente, cuando fue juzgado por conspirar para derrocar al gobierno haciendo una huelga nacional masiva de no cooperación, leyó una declaración de 5 horas, sus últimas palabras, que luego recitó de memoria mientras se enfrentaba al juez fueron: «Durante mi vida me he dedicado a esta lucha del pueblo africano. He luchado contra la dominación blanca, y he luchado contra la dominación negra. He acariciado el ideal de una sociedad democrática y libre en la que todos vivan juntos en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que espero alcanzar. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy preparado para morir.»

Finalmente, Mandela fue liberado de la prisión. En 1994 se convirtió en Presidente de Sudáfrica y sus premios son muchos. Siendo descrito como el Padre de la Nación, su partido ha vivido por mucho tiempo haciendo honor a su legado. Estoy de acuerdo en que no debemos olvidarlo en momentos como éste, pero más importante aún es no olvidar por lo que luchó. Muchos cambios han pasado por el partido y por Sudáfrica en los últimos tiempos. Sólo por citar algunos, los gritos furiosos del fracaso económico, la corrupción, la mala educación, las tasas de desempleo, la necesidad de una reforma agraria, etc. etc. Si compartimos una humanidad común, ¿por qué intentamos tener más que otros, y si la diversidad es la fuerza de nuestro futuro, ¿por qué creamos brechas entre los que tienen y los que no tienen? Si hablamos de política, ¿no deberíamos concentrarnos en los controles y equilibrios? Como dice Spike Lee «Haz lo correcto». No digo más.